4.3.5 El proceso de mediación: fases y recomendaciones
El mediador ha de tener en cuenta en todo momento aspectos en torno a la comunicación (como el lenguaje no verbal, calibración, sincronización,...) y aspectos en torno a la posición de “tercero entre dos” (retroalimentación con las dos partes, el tiempo en la traducción – interpretación, no suplantar a , ni identificarse con, ninguna de las partes, no interponerse entre las partes,...).
En la primera fase, presentación, ha de mantener “encuentros previos a dos”; preparar el “marco ambiental” mediante el espacio físico y la disposición del mobiliario...; presentar las partes explicitando quién es quién y para qué está cada uno; establecer las “reglas del juego”; y hacer que las partes expliciten sus intereses / objetivos (qué esperan del proceso de mediación).
En la segunda fase denominada nudo, se tiene que centrar prioritariamente sobre la relación entre las partes; hacer aflorar la información por ambas partes; asegurar la colaboración con ambos; equilibrar la participación y los tiempos de intervención de acuerdo a las características y necesidades de las partes; verificar que la comprensión e interpretación por las partes es correcta; reformular los posicionamientos, haciendo visible lo negociable y lo innegociable; ayudar a hacer explícitos los intereses comunes; y ayudar a identificar alternativas y opciones, así como sus consecuencias, para la construcción de un resultado con el que ambas partes obtengan ganancia( se sientan satisfechas).
En la tercera y última fase, desenlace, el mediador ha de explicitar la síntesis del proceso hasta el momento, y verificar la correcta comprensión de las alternativas propuestas, por las tres partes; tiene que invitar a tomar acuerdos y decisiones que garanticen su cumplimiento; y sellar los acuerdos de manera visible, a través de signos o símbolos.